Los Escenarios

>> lunes, 20 de abril de 2009

Los Escenarios

La vida siempre está en peligro. La vida es frágil y al final de la vida todos morimos. Todavía no existe un escudo de protección universal que proteja la vida de todos los peligros posibles. Pero en el intento de buscar esos escudos, los seres humanos a lo largo de la historia hemos inventado algunas técnicas que nos permiten actuar para evitar posibles peligros. Estas herramientas, por orden de aparición son los oráculos y profecías y su variante científica que es la prognosis. Individualmente todos los seres humanos contamos con algunos mecanismos psicológicos individuales, la premonición y los sueños visionarios que tienen la misma finalidad.

El objetivo de todas estas herramientas es que tengamos el tiempo suficiente para actuar y evitar los peligros. Pero, por desgracia, los seres humanos también hemos sido bastante consistentes en no escuchar estos consejos. Como ejemplo podemos citar dos casos clásicos.

El rey Layo y Yocasta, su esposa, los reyes de Tebas van a tener un hijo. La pitonisa informa a Layo sobre el futuro del niño: matar a su padre y casarse con su madre. Layo le pide a el capitán de su guardia que se lleve lejos al bebe y lo mate. Cosa que el capitán no hace. El niño, Edipo, es criado por los reyes de Pólibo. Una vez adulto, el oráculo le predice ahora a Edipto que matará a su padre y se casará con su madre. Huye de la ciudad para que la profecía no se cumpla y en el camino mata a Layo, su verdadero padre. Se convierte en esposo de Yocasta como premio por haber contestado una pregunta a la Esfinge. La profecía se cumple, impedirla, en este caso, hubiera sido que Layo supervisara y se cerciorara personalmente de la muerte de Edipo recién nacido.

Catarina de Médici alguna vez fue a consultar al ya entonces muy famoso Nostradamus y éste le predijo que iba a ver a todos sus hijos en el trono de Francia. Lo que no le dijo, pero estaba implícito en la predicción es que ella iba a sobrevivir a varios de sus hijos ya que, para que todos ellos pudieran ser reyes del mismo trono tenían que morir. En aquella época esa era la única forma de perder un trono. La prevención hubiera sido relativamente fácil. Ceder el trono a alguna de las familias aspirantes. Pero, evidentemente, a Catarina le pesaba más el poder que la vida de sus hijos y no lo hizo. La profecía se cumplió y Jean Brady, con ello obtuvo un maravilloso tema para su serie de novelas sobre los reyes malditos. El llamarlos malditos se inspiró justamente en la profecía de Nostradamus.

En ambos casos la intensión del oráculo o del profeta no fue predecir el futuro como un devenir inmodificable sino como consecuencia de una toma de decisiones. Algunas interpretaciones del significado de la palabra oráculo nos indican que significa “consejo de los dioses”. Y aun en circunstancias no proféticas siempre buscamos el consejo para poder tomar las mejores decisiones posibles.

Evidentemente existen cientos de profecías no solo sobre el futuro de un individuo, para obtener una de estas predicciones basta con ir a uno de los cafés Tarot y seleccionar a una persona más o menos capaz y talentosa para interpretar las barajas, sino sobre el fin de la humanidad misma. No me adentraré más en este tema básicamente por dos razones. Los profetas tienden a codificar su información y la decodificación simbólica de sus legados es sumamente complicada y se presta a un sinnúmero de interpretaciones. No dudo de la capacidad profética del ser humano. Yo mismo he tenido por lo menos dos episodios donde tuve esa certeza de predecir algo aunque en el momento en que sucedieron, en ninguno de los dos casos tuve la oportunidad de dilucidar los procesos mismos y solo tuve claridad cuando esas premoniciones o como se les quiera llamar efectivamente se cumplieron.


La ciencia, por el otro lado, no solo se ha dedicado a comprender los mecanismos de funcionamiento del mundo, sino que también, se ha dedicado a predecir las posibles consecuencias de esos mecanismos. Todas las ciencias tienen este aspecto de poder predecir resultados. Sin este aspecto la ciencia no tendría ninguna aplicación práctica y quizá se hubiera quedado en un mero ejercicio intelectual semifilosófico sin mayores consecuencias. Simplemente no tendríamos una tecnología que se basa en esa predictibilidad de las leyes naturales. No tendríamos la gran mayoría de los artilugios tecnológicos que nos rodean y hacen más cómoda la vida.

La prognosis científica, por lo tanto, es una consecuencia importante de la ciencia misma y no es de extrañarse que los científicos, en casi todas las ramas de la ciencia hayan encontrado potenciales peligros para la vida que ponen en entredicho la supervivencia de la especie humana.
Contrariamente a lo que sucede con las profecías, la ciencia basa sus predicciones en modelos que a su vez se sustentan en observaciones, datos medibles, comprobaciones matemáticas, etc. Contrariamente a las profecías la ciencia ha detectado algunos finales del mundo inevitables. Es decir que la ciencia contemporánea afirma que el mundo es finito. La pregunta para ellos no es si alguna vez terminará sino cómo y cuando lo hará.


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